En un nido de hojas verdes y afiladas, ha caído una gota de sol. Este pequeño pájaro, con el pecho del color del oro y el limón, es un punto de luz y calor en la frescura del paisaje. Posado en su rama, con una ligereza que desafía su forma redonda y plena, parece a punto de estallar en un trino. Se puede casi escuchar su canto, una melodía alegre que celebra el cielo azul y el aire limpio. Es una pintura que te sonríe, un instante de pura y simple felicidad, un recordatorio de que la belleza más grande a menudo vive en las criaturas más pequeñas.