En lo más profundo del silencio verde, hay una voz que nunca calla: la canción del agua. Este lienzo es una ventana a ese lugar secreto. Siente cómo el aire se vuelve fresco y húmedo, cargado con el aroma a tierra mojada y musgo. El agua, en velos de plata líquida, se desliza y danza sobre la piel oscura de las rocas, su murmullo constante es el latido del bosque. La luz se filtra a través de las hojas, salpicando de esmeralda cada rincón y haciendo brillar la espuma. Es una pintura para cerrar los ojos y escuchar, para sentir el rocío en la piel y la paz abrumadora de un mundo donde la naturaleza reina en su estado más puro y sonoro.