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El sabor oculto

El sabor oculto

2015

Como si fueran lámparas de papel antiguo, los cálices dorados susurran historias de sol y tierra. Sus frágiles paredes, tejidas con venas finas, se abren para revelar el tesoro que custodian: un corazón luminoso de color naranja intenso. Cada baya es una perla de fuego, una cápsula de néctar cuyo brillo promete un estallido en la boca, una danza perfecta entre lo dulce y lo ácido. La pintura invita a sentir con la yema de los dedos la textura quebradiza del cáliz y la piel tersa y cálida del fruto. Es una oda a la belleza que se descubre, un instante de contemplación donde lo simple se convierte en sublime.